Recuerdos sin humo

Ficción

La tos, cargada de esa flema que todo lo impregna junto con la humedad del aire marítimo, impulsa a que otra colilla viaje desde la punta de sus dedos amarillos hacia el agua. Quizás sea la hora de la ruptura de esta relación, se dijo, mientras encendía una nueva aproximación a ese vínculo de deseo y odio. El escozor que sintió en la piel lo había devuelto a la realidad y, de regreso al mundo, pensó cuánto le hubiera gustado saber la razón verdadera por la cual estaba allí, frente al mar, poco dispuesto a emprender un imprevisible viaje al pasado. Para León, los períodos de abstinencia transcurrían signados por recuerdos apócrifos. Los bergantines cargados de esclavos, que llegaban a las costas de la isla por docenas, habían sido una realidad para el prefecto Zaldívar, su abuelo, pero no eran la suya.

Desde el día en que León decidiera alejarse, por primera vez, de la compañía del humo inhalado, las horas vividas por su ancestro como traficante en ese puerto, volvían una y otra vez a su mente; lo único que alejaba esos recuerdos, era su adicción al tabaco. Hoy podía confirmar que ese enemigo humeante, a pesar de la fatiga que le hacía sentir al recorrer el Malecón, era el único capaz de alejar la brumas de sus recuerdos.

Una hora después, todavía mirando el mar, divisó un nuevo barco en el horizonte, sus velas desplegadas al viento lo acercaban a puerto. Es imposible, se dijo, eso sucedió hace cien años. Yo no soy él. ¿Acaso mañana, o dentro de un mes, entregaré a esos esclavos al mejor postor? No, yo no soy él, repitió en voz alta, mientras con un fósforo encendía el camino de regreso a su mundo real.

Esta historia, breve por cierto, nació mientras leía uno de los libros de Leonardo Padura, esos que tienen al ex-comisario cubano Mario Conde como protagonista. El personaje estaba apoyado en el muro del Malecón, en La Habana, mientras fumaba, sabiendo que debería dejarlo. Esa imagen, breve, como una fotografía, me llevó a recordar alguna caminata, de esas que pude disfrutar por esa zona tan cargada de historia, frente al Mar Caribe. Así nació este relato, una de las primeras minificciones que me animé a ensuciar sobre mi libro de ideas.