Viernes, tres de la tarde, está fresco, por la ventana de la cocina penetran cálidos destellos de vida, el mate humea en su espumosa materialidad. Soy, siento, pienso y garabateo sobre mi cuaderno de apuntes radiales. Una mosca, de esas chiquitas, molestas, se posa sobre el papel. ¿Me mirará? Detesto a las moscas. Me molestan porque zumban y porque pululan y porque son muchas, demasiadas. Un viernes sartreano.
Mientras, espero, como todes esperamos, siempre esperamos. Quizás confiemos demasiado en el futuro, por eso la espera… ¿la espera es esperanza? Ufff, ya vas a empezar a preguntar, cabezota mía… porqué no disfrutás de la Ilex paraguariensis, que así, calentita, espumosa y amarga es un bálsamo para el alma y te dejás de boludear.
Decía que espero, en esta ocasión algo concreto. Mientras, mi pequeña cabezota (pequeña en cuanto a capacidad de entender el mundo, no me refiero a su tamaño)… decía que mi pequeña cabezota navega recorriendo espacios en donde el planteo sobre si tenemos un futuro es cada vez más presente.
Quizás don Osvaldo Bayer tenga algo que decir desde su Rebeldía y esperanza… a ver…
Página 73, ¿Violencia, sí o no? Una discusión necesaria. Habla de Günther Anders, el filósofo de la barbarie, quien fuera esposo de la genia de Hannah Arendt…
Me imagino a Bayer pensando, garabateando sobre su cuaderno, hermosa imagen…Es agosto de 1987, don Osvaldo está en Berlín… Y nos dice, que Anders dijo (salió muy de Platón la cosa…): bueno, decía que Anders dijo “la única salida es la violencia”.
Apa, la papa con don Anders… Resulta que el tipo, a los 16, fue soldado en la primera guerra, también fue alumno de Husserl y Heidegger, y ya en 1928 es uno de los más audaces denunciantes del hitlerismo como producto del capitalismo alemán. En el 33 debe rajar, se exilia en Estados Unidos, donde labura de obrero industrial. En 1950 vuelve a su patria y, al visitar los campos de concentración y ver los montones de anteojos, zapatos, dentaduras, pelos y maletas sin dueño, se siente avergonzado por haberse salvado: él podría haber sido uno más.
Bayer nos dice que en alemán hay una palabra común para decir “poder” y decir “violencia”, es gewalt. Anders estudia cómo la tecnología va ganando cada vez más poder (violencia) sobre el ser humano. Por sus pensamientos, estudios y dichos, es considerado persona no grata en Estados Unidos y es acusado de comunista. (Estos yanquis, son de manual, si no estás de su lado sos comunista, o terrorista, que para ellos es más o menos lo mismo).
Anders dice que el poder-violencia de Auschwitz e Hiroshima no se detendrá allí, sino que su continuidad tendrá que ver con la sociedad de consumo y el envenenamiento del medio ambiente y la consiguiente división del mundo en países que naden en la opulencia y otros hundidos en la miseria.
El pensador se define como “conservador ontológico” (uno de esos metafísicos interesados por el ser y sus propiedades trascendentales). Él quiere que el mundo se conserve para poder modificarlo.
Ante la pregunta ¿cómo impedir la muerte del planeta? Responde que, luego de experimentar todas las armas de resistencia no violenta, queda una sola opción: la violencia.
Ya no queda tempo para la esperanza y agrega que la esperanza es un pretexto para la no acción porque es una forma de cobardía.
Y refuerza que la violencia no solo está permitida, sino que también está legitimada moralmente en tanto es usada por el poder reconocido.
En función de esto último aclara: nuestra meta jamás tiene que ser la violencia; pero que la violencia llegue a ser nuestro método, eso nadie lo puede negar.
Sigue Bayer: Günther Anders no cree más en la democracia de partidos, y lo cita textual “después de la gran victoria de los medios masivos de comunicación no existe más la democracia, ya que lo sustancial de la democracia es poder tener una opinión propia y poder expresarla. Y se refiere a que es común pensar en que se tiene opinión propia, mientras se repiten mensajes que son bombardeados desde esos mismos medios de comunicación. Agrego yo, y desde los espacios de poder (violencia).
Karl Jaspers ya había dicho en la década del 50, todavía con la experiencia del nazismo en sus espaladas: “Qué fatalidad cuando el ser humano renuncia a la violencia porque cree en la no-violencia! Lo único que logra es ser superado en forma más radical por la violencia.
Concluye Bayer este texto sobre la violencia: “Ha llegado el momento de desertar del rebaño sonriente y plantear a los lobos un diálogo diferente”.
El mate ya está lavado, es un buen momento para recomenzar el ciclo del agua, el fuego, la yerba y el pensamiento reflexivo… pregunto, me pregunto: ¿Violencia, sí o no?
Si la respuesta es sí, ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar?
Y si es no, ¿hasta dónde les permitiremos a los violentos con poder que lleguen?
Pero, entonces… ¿el día que nos cansemos de los diferentes sometimientos, qué haremos?
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Fotografía: lahaine.org